FAMILIA, ESCUELA
Y NIÑOS CON TDAH.
RELACIONES FUNCIONALES.
1. PLANTEAMIENTOS INICIALES.
Teniendo en cuenta que el TDAH es un trastorno, con frecuencia crónica, muy importante
en la infancia, conviene analizar las
limitaciones que tenemos con respecto al trastorno, así como las
posibilidades.
Nuestras limitaciones… vienen determinadas
por la imposibilidad de que el trastorno
desaparezca. Es importante que los padres
de los niños con TDAH comprendan que nada de lo
que hagan podrá hacer que el trastorno
desaparezca. Tampoco la escuela puede hacer desaparecer por completo este trastorno. La medicina, abordada a
veces como
auténtica panacea para este y otros trastornos, tampoco puede hacerlo desaparecer. Por último, tampoco los
propios niños o personas con TDAH
pueden
hacer que el trastorno desaparezca definitivamente de sus
vidas.
Vista así, la situación es
terrible y dolorosa… Nadie nos prepara
(a profesionales, familias, instituciones)
para no poder resolver
un problema. Más aún, no podemos entender que
no podamos hacerlo.
Pero lo cierto es que tenemos posibilidades reales de manejar el TDAH en término satisfactorios para todos, sobre todo para las
personas afectadas. Podemos hacer
cosas, muchas cosas, desde
la medicina, desde la escuela,
desde la familia y desde el propio niño o adolescente
con TDAH. Podemos manejar en
parte este trastorno, tenemos
un margen en el que hacer frente al
trastorno, podemos aprender a convivir
con el trastorno haciéndolo menos incómodo, menos doloroso, menos frustrante…Podemos
poner al trastorno en su sitio, impidiendo
que nos invada e invada nuestra ilusión, nuestra
esperanza. No somos víctimas indefensas
a merced de un monstruo voraz.
Somos personas que podemos
decidir hacer cosas e integrar estilos personales, dinámicas familiares, estrategias y hábitos saludables que nos proporcionen (a familias y pacientes) una calidad de vida adecuada.
Vamos a analizar
estos indicadores en la familia y en la escuela, y en la relación entre ambas, que pueden ayudar a colocar al trastorno en su sitio.
2. INDICADORES DE
MANEJO-RIESGO DEL TDAH POR PARTE DE LOS PADRES.
Estos indicadores que se describen a continuación, deben entenderse como un continuo, donde en un
extremo se sitúan las posturas más
radicales que implican riesgo y en el
extremo opuesto, las posturas más
radicales que indican manejo y funcionalidad. Lógicamente, cada
persona y cada familia se sitúa en un punto de este continuo, un punto que en ocasiones
varía, se modifica con el tiempo o las circunstancias.
1. Reconocimiento y aceptación del la existencia de un problema.
Indicador de
manejo: ambos padres aceptan la
existencia de un problema y aprenden
a convivir con el TDAH.
Indicador de riesgo: la
negación del problema, bien por uno o por los dos progenitores.
Esto siempre provoca una invasión del trastorno a muchas
áreas de la vida de la familia.
2. Capacidad de
los padres para REPARTIR las tareas y
las responsabilidades en la crianza y educación, así como para COMPARTIR las
tareas que implican la existencia del TDAH.
Indicador de manejo: reparto del trabajo y tareas de crianza y cuidado del hijo, generales y específicas que implica el TDAH. Indicador de riesgo: sobrecarga de uno de los padres y ausencia del otro progenitor.
3. Participación en una red de apoyo específica.
El indicador de manejo viene determinado por el uso de esta red de apoyo, formada por asociaciones, grupos de apoyo, etc… relacionados con el TDAH y que puedan proporcionar, cuando la familia lo desee, un recurso.
El indicador de riesgo se
sitúa en el extremo contrario: padres
que nunca toman contacto con estos
recursos porque niegan el problema,
porque sienten vergüenza o porque piensan
que
ellos lo pueden todo.
4. Conocimiento y formación específica sobre el TDAH.
Indicador de manejo: los padres dedican tiempo y esfuerzo personal en conocer
los aspectos relacionados con el TDAH, buscan lecturas recomendadas por profesionales,
consultan dudas, piensan
y planifican, incorporando estrategias específicas al uso diario. Indicador de riesgo: los padres
no se preparan para manejar el TDAH, piensan que es suficiente con los conocimientos.
5. Compromiso
con el Sistema Escolar y con el
Sistema
Sanitario.
El indicador de manejo por parte de los padres, viene determinado por su compromiso en apoyar incondicionalmente a los
diferentes profesionales
con los que se relacionan ellos y
sus hijos (maestros, especialistas, médicos…).
Cuando los padres, en mayor o menor medida, rechazan estos profesionales, los critican o los minusvaloran, se colocan en una posición de riesgo para manejar
adecuadamente el TDAH.
6. Funcionamiento personal, como pareja y como padre/madre
al margen del TDAH y sus implicaciones.
Indicador de manejo: los padres
viven para muchas cosas, además de para el TDAH. Dedican
tiempo y atención a actividades personales, tiempos de ocio, proyectos
e ilusiones…De esta manera, los
padres
tienen oportunidades de
colocar el trastorno, impidiendo que éste invada otras
áreas vitales.
Indicador de riesgo: el
TDAH invade, emocional, temporal
y espacialmente, la vida de la familia, hasta el
punto de que los padres pierden progresivamente
la ilusión por hacer otro tipo de
cosas al margen del trastorno.
7. Si hay hermanos, dedicarles un tiempo y un espacio específicos e individuales.
Los hermanos de los niños
con TDAH necesitan una atención individualizada, no compartida, que, a veces, no reciben
porque toda la atención recae en su hermano. El indicador de riesgo viene
determinado por la ausencia de esta atención.
Los padres dedican su tiempo, prioritariamente, al hijo con
TDAH y, si se tiene tiempo y ganas, al resto de los hijos.
El indicador de manejo implica que los padres están
disponibles para todos los hijos y los dedican tiempos específicos, en los que hacen cosas
con ellos.
8. Introducir el humor como estrategia y recurso.
El sentido del humor sano es claramente un aliado en todas las situaciones vitales más aún cuando
sentimos que las circunstancias no tienen salida o solución.
Reírse de sí mismo y de
las cosas puede llegar a introducir pensamientos y emociones que ayuden
a “tomar respiro” y continuar adelante.
3. INDICADORES DE MANEJO-RIESGO DEL TDAH POR PARTE DE LA
ESCUELA
1. Posicionarse ante el TDAH
desde la perspectiva de las
Necesidades Educativas Especiales.
La escuela asume riesgos
en el manejo del trastorno si trata
de atenderlo sin hacer adaptaciones (más o menos significativas, en función
de cada niño). El índice de manejo viene
determinado por la capacidad de la escuela
en realizar todas aquellas
adaptaciones que el niño necesite.
2. Conocimiento
por parte del tutor y de los profesores del TDAH:
estrategias funcionales e implicaciones del Trastorno en el ámbito
escolar.
Indicador de riesgo: los profesores que trabajan con el niño desconocen e trastorno, no usan estrategias ni técnicas para manejar
el trastorno. El centro se coloca en la posición
de que sean otros
(otro colegio, otros profesores) los que intervengan con el
niño.
El indicador de manejo se
refleja en que el centro
asume al niño, asume los cambios necesarios,
a nivel profesional y a nivel
organizativo.
3. Apoyarse en la familia,
aceptando su presencia como
algo
indispensable y cooperar con ella.
Índice de manejo: los profesores aceptan a la familia,
entienden que los padres son de ayuda para manejar el trastorno y
cooperan con ellos.
Índice de riesgo: los
profesores piensan y actúan desde la posición de que los padres son
molestos, no ayudan y
más vale mantenerlos alejados.
4. Centrarse
en las soluciones y no en los problemas.
La escuela adquiere margen
de maniobra ante
el
TDAH si, ante las dificultades se posiciona en la actitud
de “¿qué podemos hacer, cómo vamos a solucionarlo o a mejorarlo?”. El índice de riesgo vendría definido por la actitud de “¡vaya problema!,
¡nosotros no podemos hacer nada!, ¡que
vaya a otro centro!”, es decir, la escuela,
con esta actitud, en lugar de proporcionar soluciones, se convierte, para el propio niñoy su familia, en un problema añadido.
5. Devolver
competencia al niño y a sus padres
desde una posición de Consideración
Positiva.
La escuela y sus agentes
consideran que el problema es el TDAH, NO es el niño. El niño tiene un trastorno, pero NO
ES un trastorno. De esta
forma, el maestro,
es capaz de valorar
áreas funcionales en el niño,
alejadas del trastorno, siendo capaz de motivar y reforzar positivamente
al niño y a la familia.
El TDAH tiene riesgo
de no ser manejado adecuadamente por la escuela si ésta insiste en ver
sólo el TDAH. Interpreta los síntomas y las expresiones (conductuales, emocionales…) del
trastorno como actos voluntarios del niño: “si
quisiera, se portaría de otra forma”,
“cuando quiere atiende”, “lo que le pasa
es que es un vago y no quiere
trabajar”, “no me extraña que se porte de esta manera, con
los padres que tiene…”.
4. RELACIÓN ESCUELA-FAMILIA. ELEMENTOS FUNCIONALES EN LA RELACIÓN ENTRE AMBOS SISTEMAS.
1. Compromiso
incondicional entre ambos sistemas y sus agentes.
La escuela ayuda, valida y
forma parte de la red de apoyo del propio niño y de su familia INDEPENDIENTEMENTE de lo que hagan el propio niño y su familia.
Los padres ayudan,
validan y forman parte de la red de apoyo de la
escuela INDEPENDIENTEMENTE de lo que hagan
los profesores o algún profesor en particular.
2. Manejo de las diferencias entre adultos,
dejando al niño al margen.
Cuando surgen dificultades, probablemente frecuentes a lo largo
de toda la escolarización del niño, éstas son manejadas entre adultos,
centrándose en las posibles soluciones. El niño permanece al margen de este debate, y
ningún adulto en el entorno
familiar y escolar entromete al niño, informándole,
pidiendo su opinión, posicionándolo
en contra o a favor o implicándolo emocionalmente…
3. Consideración
positiva, recíproca, ante el niño y
ante los demás.
El niño recibe estímulo,
refuerzo y consideración por lo que él es y por cosas que hace en las
que obtiene un éxito, al margen del
trastorno. Así mismo, los maestros trabajan con
los compañeros del niño con TDAH, con
el
fin de que éstos
también
puedan tener
una opinión positiva y
válida de su compañero.
4. Si las
diferencias son insalvables, tomar decisiones dejando fuera al niño y preservando lo
positivo del colegio y de la
familia.
Aun en los circunstancias más difíciles, incluso cuando los padres
puedan decidir cambios en la
escolarización de su hijo, la
escuela y la misma familia deberán mantener
mensajes de validación de los sistemas.
5. Conocer y confiar en los recursos generales y servicios especiales que existen en el entorno, priorizando su uso
sobre otros más lejanos. Si no
existen en el Centro, reclamarlos a la administración.
Los recursos, los profesionales
y los servicios, cuanto más próximos al
niño, mejor. No siempre los recursos y los
profesionales lejanos son mejores. El sistema
educativo debe proporcionar apoyos suficientes, si esto no es así, la familia tiene el derecho de reclamarlos por las vías establecidas.
6. Centrarse en
las tareas del ámbito familiar.
No interferir en las funciones propias del contexto escolar, no construir en
casa un “colegio paralelo”.
La escuela trabaja objetivos específicos de aprendizaje, utilizando metodologías específicas. En casa pueden trabajarse
otros objetivos, utilizando
métodos también diferentes. Cada contexto
se centra en lo suyo, sin interferir en lo que el otro contexto hace (esto no significa no colaborar, ni trabajar objetivos
comunes). La escuela no
funciona como una familia
paralela, la familia no funciona como una escuela paralela.
7. Colaborar juntos
con el fin de gestionar adecuadamente la atención de los niños/as
con TDAH. Colaborar
con otras instituciones y organismos (médicos,
asociativos…)
Familia y escuela
generan soluciones
en la atención a los niños/as con TDAH, buscando
la colaboración y el compromiso con
la red asistencial médica y con otras entidades
de la red local, con el fin de elaborar PROTOCOLOS COMUNES
de actuación
para los niños/as con TDAH.
8. Fomentar
actitudes colaboradoras y de respeto familia- colegio, independientemente de lo que haga el otro sistema.
Familia y escuela no
tienen más remedio que
colaborar juntos. Son contextos
que necesariamente se necesitan para que el niño se desarrolle, socialice, adquiera competencia y pueda tener calidad de vida.
9. Hacer
explícitas las muestras de apoyo.
Esto significa que los padres son capaces
de expresar el apoyo
incondicional al Centro,
al profesorado, a la
tutora…mediante mensajes de agradecimiento, cartas, detalles materiales.
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